Juego estimulante
Los beneficios del juego acuático
Incitar al movimiento
Vortex comprende que el agua tiene un poder de atracción mágico sobre todos nosotros y nos impulsa de una manera natural e intuitiva. Con más de dos décadas y media de innovación en su haber, nuestros expertos saben cómo transformar esta atracción instintiva en una experiencia atractiva y estimulante que incita al movimiento. Nuestras soluciones de ocio acuático han sido diseñadas para atraer y mantener la atención de los niños y para que las familias puedan jugar durante más tiempo y evitar el sedentarismo.
Fomentar la sociabilización
El diseño inteligente de estructuras de ocio acuático se centra específicamente en el desarrollo social. El juego social es fundamental para que los niños desarrollen su sentido de identidad, el idioma y el aspecto emocional. Para promover la sociabilización entre los usuarios, el diseño debe provocar distintos tipos de interacciones y comportamientos de juego para que todos puedan participar. Diseñamos estructuras con efectos de agua diferentes y apropiados para la edad, lo que permite que los niños jueguen solos, colaboren con otros niños o compitan sanamente. Los diseños abstractos y conceptuales inspiran a los niños a crear sus propios universos imaginarios. Al interactuar con nuestras estructuras y controlar el agua, tanto niños como adultos redescubren la sensación de libertad que brinda el juego acuático en un entorno social.
En acción
Aprender jugando
Nuestras soluciones acuáticas han sido diseñadas con el propósito específico de brindar a los niños oportunidades de desarrollo a través del juego. Nuestro icónico Splashpad® estimula la evolución sensorial de los niños por medio de sus interacciones con los chorros, la bruma y las corrientes de agua, y fortalece sus capacidades motoras al alentarlos a correr, saltar y esquivar. El juego acuático fomenta las capacidades cognitivas tales como el pensamiento creativo, la concentración, la planificación, la habilidad para resolver problemas y el desarrollo del lenguaje. Estas capacidades cognitivas y físicas mejoran por tanto la comunicación social, a medida que el niño aprende el autocontrol y la conciencia emocional necesarios para jugar con los demás. También se ha observado un impacto positivo en niños con dificultades de aprendizaje o discapacidades físicas.